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Secuelas de la guerra

Encabezado 2

Una batalla para sanar

las heridas mentales

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La salud mental es el componente más importante para el buen desarrollo del  ser humano, debido a que ella es la encargada de equilibrar todas las emociones, sensaciones, pensamientos y la forma de relacionarnos con los demás. Es el bienestar que necesita toda persona para estar en tranquilidad y paz consigo misma y con su entorno, por eso, para tener una buena salud mental es necesario que no se incumplan derechos civiles, sociales y económicos, ya que sin ellos es prácticamente imposible tener paz y tranquilidad.

 

Según Sanidad de Fuerzas Militares, “La depresión en Colombia se ha convertido en uno de los diagnósticos más frecuentes en los servicios de atención en salud, llegando a ser considerada como la enfermedad del siglo XXI” .

 

Cuando se presenta una mala salud mental es porque se asocia con cambios sociales muy repentinos, o un ambiente laboral abrumador y agotador, como lo viven los militares de la fuerza pública en nuestro país debido a que están constantemente en actividades traumáticas, estresantes, y de gran impacto mental.

 

Según un estudio realizado por el periódico El Tiempo, titulado “Excombatientes”, el 30% tiene secuelas en la salud mental. Antes de la desmovilización de la guerrilla de las FARC, mil militares resultaban heridos cada año y 22% sufrían de estrés post traumático, adicción a las drogas, esquizofrenia paranoide, depresión y delirio, entre otras.

 

Así mismo, los excombatientes también quedan con secuelas psicológicas y problemas para volver a reintegrarse a la vida civil, se debe comprender que al retirarse o cumplir con su requerido tiempo estas personas quedan afectadas psicológicamente y requieren de una ayuda por parte del personal médico, pero para los gobernantes esto no es considerado un problema real y por tanto lo omiten.

 

De acuerdo con  una investigación realizada por la Universidad Externado de Colombia y El Laboratorio Interdisciplinar de Ciencias y Procesos Humanos (LINCIPH), el 30% de excombatientes dicen quedar con secuelas mentales y a pesar de esto hay una evidente falta de apoyo por parte del gobierno. También  la investigación concluye que de 27.000 combatientes encuestados “un 26,2% padecen trastorno explosivo intermitente del control de los impulsos; un 23% convive con estados maníacos; un 17,1% tiene depresión; el 13,8% sufre de juego patológico y un 10% experimenta psicosis”.

 

“En Colombia la salud mental sigue siendo un campo poco explorado, escasamente atendido y estigmatizado, y la respuesta de los servicios sanitarios frente a trastornos mentales es generalmente limitada o inadecuada”, afirma Médicos Sin Fronteras en un estudio realizado en 2013. Todo esto debido a que no hay una buena atención psicosocial para ellos, y si la hay está centralizada sólo en Bogotá y no en los demás territorios Colombianos. También se habla acerca de la falta de un plan de acción por parte del Gobierno que garantice un buen acceso a servicios de salud mental.

 

Adicionalmente, las cifras  de salud mental en los miembros de la fuerza pública en Colombia siguen siendo escasas, no existen institutos ni estudios dedicados 100% a la investigación y valoración del caso. Mucho menos se cuenta con leyes o políticas para llevar a cabo un buen acompañamiento psicológico por parte del Estado (como se mencionaba anteriormente).

 

En  Colombia, la mayoría de integrantes del Ejército no cuentan con ayuda por parte del Gobierno y se ven desamparados bajo la institución en la que reciben una respuesta negativa ante la solicitud de ayuda mental, esto finalmente es una muestra de ausencia de Estado.

Secuelas mentales

de las víctimas militares

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