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Radiografía de un militar podcast

Testigos de Colombia

Como hija de militar, siempre estuve cerca del conflicto y con el paso de los años lo he ido entendiendo, no solo desde mi experiencia sino desde diferentes puntos de vista. Pero, ¿cuándo empezó esta guerra de la que varias generaciones han sido testigos? Colombia lleva décadas en conflicto, por lo que varios historiadores e investigadores difieren en el génesis de este problema interno, ya que antes del movimiento guerrillero, el país ya presentaba serias dificultades: desigualdad, oposición de ideologías y repartición de tierras.

 

Los inicios del conflicto interno se pueden remontar a los problemas entre Liberales y Conservadores y su lucha por la toma del poder. El conservador Mariano Ospina subió a la presidencia en 1946 y quiso repartir puestos a los liberales para lograr una equidad, pero no lo logró y pronto los enfrentamientos bélicos entre estos dos grupos políticos crecieron; sin embargo, en 1948 esta disputa explotó cuando asesinaron al liberal Jorge Eliécer Gaitán.  El asesinato causó una revolución encabezada por el grupo liberal, y con estas las guerrillas, lo que trajo más problemas y alrededor de 300.000 muertes efectuadas por ambos grupos.

 

En 1953, el general Rojas Pinilla dio un golpe de estado, el cual decretó una amnistía y la mayoría de miembros de ambos grupos entregaron las armas, pero luego esto trajo un distanciamiento con estos dos partidos y se desencadenó el descontento de la ciudadanía, que llevó al fin de su mandado.

 

Pronto llegó el Frente Nacional, el cual tenía como propósito menguar el conflicto de ambas ideologías con la estrategia de alternar la Presidencia con un periodo para cada uno de 4 años, esto duró 16 años (1958-1974); la violencia bipartidista cesó un poco, pero el conflicto no. Debido al Frente Nacional, varios liberales obtuvieron cargos públicos (como Manuel Marulanda), pero al mismo tiempo sucedió que muchos de sus compañeros en el proceso de incorporación fueron asesinados y esto desencadenó que se volvieran a formar guerrillas, como el bloque sur en 1860. El inconformismo en la población liberal aumentó, ya que muchos sufrieron de expropiación de tierra, exclusión política y un monopolio de tierras. En 1964, cinco diferentes grupos de guerrillas se unieron y crearon Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

 

La guerrilla en sus comienzos carecía de los recursos económicos para darle una competencia al Ejército Nacional de Colombia, pero pronto encontraron una manera de costear su ideología: la coca. El grupo subversivo creció en poder y aumentó con el tiempo por medio de secuestros, extorsiones, asesinatos y bombas a uniformados del Estado y población civil entre el año 1994 y 2002. Durante el gobierno de Álvaro Uribe se tomaron algunas medidas para mitigar la fuerza de la guerrilla: primero, se realizó  un plan de contención, el cual se trataba de tomar y controlar los centros de producción y comercialización de las vías de comunicación del país; segundo, se implementó la política de Seguridad Democrática, con la cual los ciudadanos jugaban un papel más activo en la lucha con los grupos subversivos; y tercero, se realizó la  compra de instrumentos de guerra de alta tecnología. Todo esto trajo una cierta “paz”, pero en el afán del expresidente por acabar con las guerrillas fue involucrado con paramilitares (grupos ilegales para combatir las guerrillas).

 

Nací en 1998, la mayoría de los sucesos que narré no los viví, pero como ya dije, por el trabajo de mi papá estuve cerca del conflicto. En una familia en la que mi papá fue militar del Ejército de Colombia por 32 años, mi mamá una esposa que lo acompañó en cada paso que dio y mi hermana y yo unas hijas que vieron las historia desde los ojos de una milicia, fuimos testigos del sufrimiento del país. Recorrimos muchas ciudades y pueblos, como Cali, Popayán, Pereira, Ibagué, Melgar, Urabá, Barranquilla y Villavicencio, en los cuales varias de las salidas eran peligrosas. Cuando estábamos en Urabá, el miedo era constante, y lo que mi papá nos contaba que hacían los grupos subversivos en esa zona a los militares y a la población civil daba escalofríos. Mi papá nos dijo que muchas veces fueron capturados niños entre los 10 y 14 años, que eran parte de la guerrilla y que se los habían arrebatado a sus familiares; también nos explicó cómo secuestraban y torturaban a cualquiera que representara un peligro para ellos. En una ocasión, en el departamento del Valle del Cauca, nuestra familia fue amenazada por estas guerrillas. Con esto se puede decir que, sin importar quién, muchos sentían  temor hacia estos grupos. 

 

Como familia estuvimos cerca a la guerra, cerca a soldados que fueron víctimas de minas, que fueron secuestrados, pero asimismo de guerrilleros que, según contaba mi papá, no tenían otro futuro u otra salida de militar en este grupo, así como soldados que encontraban un futuro estable en esa vocación. Creo que cada colombiano tiene su historia, tiene su perspectiva de la guerra y todos la hemos sufrido de alguna manera.  El conflicto interno ha sido parte de nuestro pueblo y así como muchos soldados han tenido que pelear cuerpo a cuerpo, poniendo en riesgo su vida, también los guerrilleros. Así como nosotros como familia de un militar hemos sentido miedo de salir a la calle, sé que muchos civiles también.

 

Parece que el génesis de la guerra no tiene una fecha clara, pero sí se puede decir que fueron varios los estímulos que hicieron que surgiera. La realidad es que todos los colombianos tenemos un relato y todos anhelamos una paz. Por eso el gobierno de Juan Manuel Santos buscó la paz con las FARC. En el año 2016 (en Cuba), se inició un diálogo para el cese al fuego, que terminó en un plebiscito en el que los colombianos debían votar “sí” o “no”. El 2 de octubre de 2016 ganó el “no”, debido a esto el Gobierno tuvo que acordar un nuevo texto, que llevó a que el 24 de noviembre del mismo año se firmara el acuerdo de paz. Acuerdo que trajo esperanza, y aunque el cien por ciento de este grupo y de otras guerrillas no se acogió al tratado, sí se vivió una cierta paz en algunos sectores del país. Pero este acuerdo pronto quedó desdibujado por las disidencias de las FARC y por las múltiples desigualdades y descontento de muchos grupos sociales.  

 

Todas la generaciones que han vivido la guerra, sin importar que tan fuerte haya sido, anhelan que llegue a su final, que esto sea solo un recuerdo, y que las diferencias entre diferentes grupos o ideologías sean mediadas por medio del diálogo y la democracia y no por medio de la muerte y la violencia. El tratado de paz fue un inicio de ese llamado a bajar las armas, pero para que la paz llegue realmente a nuestro país, los tratados no pueden quedar solo en palabra sino deben ejecutarse.

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